Argumento – Con piel de lobo (I)

Captura de Pantalla 2022-04-20 a la(s) 00.43.09

A cien años de la publicación de «De la historia de una neurosis infantil (el “Hombre de los lobos”)«

 

 

Los analistas no comprenden.
Sergei Pankejeff

 

Sergei Pankejeff, catalogado por Anna Freud como el caso que su padre recibió en su madurez personal y de su teoría psicoanalítica, se ha vuelto una de las piezas clave para los fabricantes de libros negros del psicoanálisis. ¿Qué del psicoanálisis puede ponerse en cuestión a partir de este “caso”? ¿Cuánto es posible discutir sin caer en interminables batallas dialécticas en las que cada bando ya tiene su opinión forjada? ¿Cómo saber cuáles son las preguntas más adecuadas? Tal vez convenga comenzar preguntándose ¿hasta dónde el llamado “Hombre de los lobos” es el que recibió Freud, y hasta dónde es un efecto, por ejemplo, de los Archivos Freud? Ese ruso que no pudo regresar a su país, porque un aristócrata no era bienvenido luego de la revolución, instalado en Viena, semanalmente concurría al analista vienés que le habían asignado, el “doctor S.” Pero también, durante unas semanas al año, coincidentemente con las vacaciones, otro analista, el “doctor E.” viajaba desde Estados Unidos para analizarlo. Ese analista, posiblemente el director de los Archivos Freud, formaba parte de la estrategia de resguardarlo, de mantenerlo como un testimonio, ya no vivo sino archivado. No en vano desde aquellos Archivos surgía el dinero que mensualmente le enviaban para su manutención.

Además de ser secuestrado a cuenta de la reputación de la institución psicoanalítica, Sergei Pankejeff fue condenado a una hermenéutica perpetua que ha terminado momificándolo. Pasó por un seminario de Jacques Lacan, en 1951, por otro de Jacques-Alain Miller, en 1987, ha sido parte de distintos libros y artículos, como los de Isidoro Vegh en el Río de la Plata, etc., etc. Sin embargo, ninguno de ellos tuvo en sus manos sus últimas palabras. Karin Obholzer, periodista vienesa, lo entrevistó varias veces con la condición de que esas entrevistas sólo se publicaran luego de su muerte. Y diligentemente, Obholzer calificó el asunto como “Un psicoanálisis y las consecuencias”. Es necesario extraer las declaraciones de Pankejeff ese “un”, porque no fue sólo “un” psicoanálisis, ni tampoco fue el único modo en que el psicoanálisis incidió en su vida. Sin embargo, bastan esas entrevistas para constatar que el oficio de periodista de Obholzer estuvo más cerca de lo que debió ser el oficio psicoanalítico. Si lo que pensaba Pankejeff era difundido en ámbitos psicoanalíticos, temía que tuviera consecuencias negativas para él. Pero a la vez, importa distinguir variantes en las “consecuencias”. Una cosa son los resultados del ejercicio de una práctica analítica, y otras son las “consecuencias”, por ejemplo, de que, al rehusar Freud a seguir analizándolo, lo condenó a un análisis sin transferencia, porque él era su analista de elección. Esa decisión sin duda que fue clave, pero también el psicoanálisis tuvo otras “consecuencias”, fruto de la intrusión de una institución en una vida, porque las instituciones tienen como objetivo permanecer, al costo que sea. Por supuesto, dirá alguien, ¡tampoco deben desdeñarse las extrañas “consecuencias” que tiene vivir!

Tal vez Freud al publicar una “historia de una neurosis infantil”, nombrando a Pankejeff “Hombre de los lobos”, fue más allá de lo que habría sido necesario (¿no habría sido mejor llamarlo el “Niño de los lobos”?). Pero no deja de ser una curiosidad que el propio Pankejeff tomara ese “Hombre de los lobos” como si fuera su nombre, aun cuando no estaba de acuerdo con las construcciones que Freud elaboró en ese análisis, incluidas, las del famoso sueño. Extrañas paradojas han hecho que fuera precisamente en ese “historial” que la “escena primaria” se volviera una pieza clave para el psicoanálisis. También que fue de allí que Jacques Lacan extrajo la forclusión. Algunos lo usan como pieza demostrativa de verdades del psicoanálisis, otros han hecho de Pankejeff un cómic, haciéndolo parte de la cultura pop psicoanalítica. Aquellos lo han vuelto una prueba de la supuesta falsificación del psicoanálisis, otros hicieron que su creatividad abrevara en él para la fabricación de un “verbario”… ¿qué es posible leer hoy bajo esa piel de lobo?

La factoría
(José Assandri, Paola Behetti, Ana María Fernández, Mayra Nebril, Marcelo Novas, Adrián Villalba)

Dejar un comentario